Japón tirará aguas residuales de una planta nuclear al mar

Se trata de un paso fundamental para terminar de desmantelar la central de Fukushima, destruida por un tsunami en 2011.

El jefe del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), Rafael Grossi, avaló el plan que Japón había presentado para verter agua radioactiva al océano. Se trata de un hito fundamental para el desmantelamiento de la central nuclear de Fukushima que quedó destruida por el gran terremoto y tsunami de 2011. La autorización se dio ayer luego de que las autoridades de la OIEA inspeccionaran las instalaciones.

Los sindicatos pesqueros del país oriental vienen oponiéndose a la medida argumentando que perjudicará su actividad. Sin embargo, el secretario general de la OIEA aseguró que, tras la revisión que duró dos años, el impacto ambiental será insignificante debido al tratamiento previo que le harán al agua residual.

De acuerdo al gobierno nipón, el agua en cuestión se filtra para eliminar la mayoría de los elementos radiactivos, excepto el tritio, un isótopo del hidrógeno difícil de separar del agua. De esta manera, el agua se diluirá en el Pacífico muy por debajo de los niveles de tritio aprobados internacionalmente.

Grossi, nacido en la ciudad de Buenos Aires, encabezó la inspección que hizo ayer la OIEA en la central nuclear y alimentó peces (platijas) criados en el agua radioactiva como prueba gráfica de su inocuidad. El organismo internacional de energía nuclear también inauguró una oficina propia en Fukushima para ir supervisando el vertido del agua en el océano, que durará entre 30 y 40 años.

“No tengo una solución mágica para las dudas y preocupaciones que puedan existir, pero sí tenemos una cosa, y es que vamos a permanecer aquí con ustedes durante décadas hasta que se haya vertido con seguridad la última gota de agua”, afir­mó. Mientras persisten algunas du­das y cuestionamientos, el plan po­dría comenzar a implementarse en agosto, una vez que el ente regulador japonés también le dé el visto bueno.

El principal opositor a esta medida es el gobierno de China, que prohibió la importación de mariscos japoneses por diez años. “Los departamentos competentes del gobierno chino reforzarán la vigilancia del medioambiente oceánico y la inspección de las importaciones de productos marinos”, declaró ayer el vocero del Ministerio de Asuntos Exteriores, Wang Wenbin.

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