A último momento, la cultura sorteó un temido precipicio

El Senado puso fin a una preocupación que tenía en vilo a todo el sector: el temido “apagón cultural”. La presencia del ministro Tristán Bauer refrendó la continuidad de una política de fomento por parte del Estado, garantizando los fondos aun en tiempos de crisis.

Con la aprobación de la Ley que extendió por medio siglo la vigencia de las asignaciones específicas para el trabajo cultural, que es una de las marcas distintivas de la Argentina en todo el continente, el Senado de la Nación desactivó ayer una bomba de tiempo que generaba una gran preocupación, incluso temor, en todo el mundo de la cultura, y ratificó así la continuidad de una política de fomento por parte del Estado iniciada en 1968.

Con la presencia del ministro de Cultura, Tristán Bauer, los legisladores extendieron por 50 años el plazo de vigencia de estas asignaciones, que son las que mantienen vivo al sector, conformado por más de 600.000 trabajadores de todos los ramos del quehacer cultural. La obligatoriedad de estos aportes iba a vencer en diciembre próximo; por esto, una gran tensión atravesaba al sector. Asomaba en el horizonte el llamado “apagón cultural”: hacía falta una prórroga del plazo, pero en momentos en que las arcas del Estado están tan presionadas, muchos temían que dicha prórroga no se produjera.

En efecto, la devastación pergeñada por el macrismo, por la pandemia de Covid-19 y por los efectos de la guerra en Europa, en medio de un programa de austeridad para cumplir con el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), y con recortes ya efectuados en diversas áreas del Estado, todo hacía temer que las asignaciones para la cultura, un área que no suele incluirse entre las urgencias de los distintos gobiernos, terminaran por caerse, simplemente por no ser renovadas al vencimiento.

Por eso, los trabajadores del ámbito cultural se pusieron en campaña para exigir el tratamiento de una ley que prorrogara la vigencia de estas asignaciones. Había un proyecto específico, con dictamen favorable en Diputados, pero no había fecha para tratarlo, y el día límite se acercaba a pasos acelerados. Se formó un frente denominado Unidxs por la Cultura, que, en nombre de más de 70 asociaciones de diferentes disciplinas artísticas e intelectuales, se movilizó al Congreso Nacional para que se diera tratamiento a la iniciativa.

De “desesperados” a “ultracontentos”

Finalmente, se pudo sortear el precipicio, ya que la Cámara baja trató y aprobó ese proyecto y, anteayer, el Senado lo convirtió en Ley. La cultura seguirá recibiendo esos fondos por cincuenta años más.

“Estábamos medio desesperados y ahora estamos ahora ultracontentos”, dijo la actriz Mirta Busnelli.

El apoyo al proyecto fue apabullante, ya que se aprobó por 57 votos afirmativos contra dos negativos. En efecto, la única oposición explícita a la extensión de las asignaciones a la cultura la presentaron dos senadores del PRO: Luis Juez y Carmen Álvarez Rivero. En tanto, hubo un total de nueve abstenciones, todas correspondientes a legisladores de Juntos por el Cambio (JxC).

Desde un palco, observaba la sesión el ministro Bauer, quien celebró la aprobación del proyecto. “Se ha dado un paso extraordinario”, dijo.

“Como todos saben, el gobierno de Mauricio Macri había sancionado una ley que quitaba al cine, las bibliotecas populares, la música y el teatro estas asignaciones específicas, y volvemos a tener ese financiamiento que es fundamental para el sostenimiento de la cultura nacional”, subrayó el ministro.

Hacia un siglo de apoyo a la cultura

La prórroga de las asignaciones específicas para el campo cultural hasta el último día de 2072 implica la extensión de una política de fomento a las industrias culturales hasta un siglo (y un poco más). Como lo detallaba Hamawi en su artículo, el primer antecedente de esta política es la Ley de Fomento de la Actividad Cinematográfica Nacional, de 1968. En 1973 se sancionó otra, que creaba un fondo especial para bibliotecas y para el Instituto Nacional del Teatro con la recaudación impositiva sobre premios de azar.

Luego, en 1994, se aprobó la Ley del Cine, que asignaba recursos a la producción audiovisual, vía el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa). Y en 1997 se ampliaron los fondos para el teatro.

En 2009, con la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual (Ley de Medios), se agregaron asignaciones para radio y televisión, comunicación comunitaria, el Instituto Nacional de la Música (Inamu) y otras áreas.

“Si no podemos contarnos, es difícil que nos tengan en cuenta”

“Hay más de 600.000 trabajadoras y trabajadores que intentan vivir y alimentarse con su actividad cultural en nuestro país y que en diciembre podrían quedarse sin trabajo. No estamos exagerando. Si los recursos que hoy van directamente a la producción cultural quedan sujetos a decisión de autoridades nacionales o provinciales, el colapso está a la vista”, advertía en abril el ex director nacional de Industrias Culturales, Rodolfo Hamawi, en una columna publicada en la revista La Tecl@ Eñe, donde se dan cita los más importantes intelectuales, principalmente, del kirchnerismo.

El periodista Conrado Yasenza, director de la revista y docente en la Universidad Nacional de Avellaneda (Undav), explicó a diario Hoy la importancia de sostener las asignaciones específicas para las industrias culturales. “Sin el aporte del Estado no hay posibilidad de sostener al cine nacional, las producciones de músicos locales, los teatros independientes, las radios comunitarias o las bibliotecas populares. Solo las políticas públicas pueden intentar limitar el poder del Mercado”, subrayó.

“Si les quitamos financiamiento a las producciones locales, los tanques comunicacionales internacionales lo ocupan todo, y si no podemos contarnos a través de nuestras producciones culturales, es difícil que nos tengan en cuenta como país que contiene una diversa y rica cultura”, abundó Yasenza.

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