El Gobierno empuja a la industria alimentaria a su peor crisis

Las principales industrias del sector cerraron el primer semestre con pérdidas millonarias. La recesión y la caída del consumo golpean un área clave de la economía.

La industria alimentaria, uno de los sectores más sensibles a las variaciones en el poder adquisitivo, atraviesa su momento más crítico en años. Entre enero y junio de 2025, empresas emblemáticas como Mastellone, Molinos Río de la Plata y Ledesma registraron balances en rojo que encendieron todas las alarmas. Los números muestran con crudeza el impacto del plan económico del gobierno de Javier Milei sobre el consumo masivo y la rentabilidad del sector.

En el caso de Mastellone Hermanos, dueña de la tradicional marca La Serenísima, el golpe fue contundente: pérdidas netas por $869 millones en el primer semestre, frente a una ganancia de $77.887 millones en el mismo período de 2024. En su informe a la Comisión Nacional de Valores (CNV), la firma reconoció que “el consumo masivo mostró un comportamiento dispar” y que la lenta recuperación del poder adquisitivo de las clases media y baja afecta directamente sus ventas.

El cambio en el resultado se explica, en gran parte, por la caída de ingresos extraordinarios por diferencias de cambio y el aumento de los costos financieros. Sin embargo, hay un dato llamativo: pese a las pérdidas, Mastellone aumentó un 4,5% sus ventas en el mercado interno respecto al año pasado, cuando la devaluación y los ajustes provocaron un derrumbe del 30% en el consumo de leche. En exportaciones, la mejora fue del 2,2%, aunque con una rentabilidad “inicialmente muy baja” que recién comenzó a repuntar hacia fin de junio.

Golpe generalizado al sector

Molinos Río de la Plata, del grupo Pérez Companc, también cerró en rojo con una pérdida neta de $19.485 millones en el semestre. A pesar de un leve crecimiento del 1,9% en ventas locales, los precios solo se ajustaron un 11,1% en promedio, muy por debajo de una inflación cercana al 40%. El balance destacó que, en un contexto de deprimido y con una caída del 4,9% semestre contra semestre, la estrategia fue preservar marcas y accesibilidad, lo que permitió ganar participación de mercado, aunque sin revertir el déficit.

Ledesma, otro de los gigantes del rubro, informó pérdidas por $19.193 millones en el mismo período. Según el detalle presentado, la merma se originó por la caída en las ventas y en los márgenes, ya que los precios de la mayoría de sus productos no lograron seguir el ritmo de los costos.

El impacto no se limita a los balances. Economistas y cámaras empresarias advierten que la retracción del consumo, combinada con la ausencia de políticas activas para el sector, pone en riesgo miles de empleos directos e indirectos. En un mercado donde los alimentos representan la mayor parte del gasto de los hogares, la caída sostenida en las compras internas anticipa un escenario de menor producción, cierre de plantas y mayor concentración empresarial, con efectos en la oferta y los precios.

La foto de mitad de año deja en claro que la recesión, el freno del consumo interno y la política de precios del actual Gobierno, han puesto a la industria alimentaria contra las cuerdas. Las empresas buscan resistir, pero la combinación de costos en alza, demanda debilitada y márgenes comprimidos amenaza con prolongar la crisis en un sector esencial para la economía y el empleo del país.

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