El industricidio avanza: el saldo de la gestión Milei en el primer semestre de 2025
El IPI manufacturero acumula una caída del 1,6% en lo que va del año, con desplomes de dos dígitos en sectores clave. Los datos confirman un deterioro industrial que golpea a la producción, el empleo y el consumo.
La industria argentina atraviesa un retroceso que, lejos de frenarse, se profundiza mes a mes. Según el último informe del Indec, junio de 2025 marcó el tercer mes del año con caída mensual del Índice de Producción Industrial (IPI) manufacturero. En el acumulado del primer semestre, el sector registra un descenso del 1,6% respecto de diciembre de 2024, una señal inequívoca de la pérdida de dinamismo productivo desde la asunción de Javier Milei.
El panorama sectorial es alarmante. En lo que va del año, los mayores derrumbes corresponden a productos textiles (-12,8%), productos de metal (-9,1%) y prendas de vestir, cuero y calzado (-8,7%). No son excepciones: 9 de las 16 ramas relevadas muestran retrocesos respecto al cierre del año pasado. La tendencia negativa, sin embargo, no se limita a este semestre: comparando junio de 2025 con el mismo mes de 2023, el desplome es generalizado y de mayor magnitud. El IPI manufacturero presenta una baja interanual del -12,9%, con industrias que sufren caídas de más del 20%, como maquinaria y equipo (-21,3%), productos textiles (-21,8%), caucho y plástico (-22,2%), minerales no metálicos (-23,0%), productos de metal (-25,3%) e industrias metálicas básicas (-26,3%).
El golpe a la producción se extiende a prácticamente todos los rubros. Apenas dos sectores muestran leves avances interanuales: otros equipos de transporte (+5,0%) y refinación de petróleo (+4,2%), insuficientes para compensar la magnitud del derrumbe general. El diagnóstico que surge de estas cifras es contundente: el modelo económico aplicado por el gobierno de Milei ha acelerado el vaciamiento industrial, con impactos que amenazan la estructura productiva de largo plazo.
Desde el Ministerio de Economía de la Provincia de Buenos Aires alertaron sobre la gravedad de la situación: "La industria nacional sigue perdiendo. El desplome es alarmante no solo por su amplitud —afecta a casi todos los sectores— sino también por su magnitud, con caídas de dos dígitos en la mayoría de las divisiones". Esta contracción industrial no es un fenómeno aislado: responde a un contexto de apertura importadora, caída del consumo interno, recortes en la obra pública y una política monetaria y fiscal contractiva que asfixia a las pymes manufactureras.
El impacto sobre el empleo industrial y la cadena de valor es inevitable. Menor producción implica menos demanda de insumos, pérdida de puestos de trabajo y deterioro del mercado interno. La tendencia, de continuar, puede desembocar en un proceso de desindustrialización difícil de revertir.
Mientras el Gobierno nacional insiste en discursos que atribuyen la recesión a una supuesta “herencia recibida”, los datos oficiales muestran que, bajo su gestión, la crisis no solo no se detuvo, sino que se profundizó. La industria, que históricamente ha sido motor del desarrollo y la generación de empleo, atraviesa uno de los peores arranques de año de las últimas décadas.
El balance de este primer semestre deja en claro que las políticas actuales no están reactivando la producción, sino acelerando su caída. La pregunta que queda flotando es cuánto más puede resistir el entramado productivo antes de que los daños sean irreversibles.
