Piden dar marcha atrás a la cesión de un ex centro clandestino a un campo de deportes

Sobrevivientes de la ESMA reclamaron dicha medida tras asegurar que en el espacio “fueron cremados los cuerpos de muchos compañeros”.

En los últimos días, sobrevivientes de la ESMA reclamaron fervientemente que se dé marcha atrás con la cesión de un terreno, que fue un centro de detención clandestino, al club River Plate para convertirlo en un campo de deportes.

El pedido se dio tras conocerse que en el lugar “fueron cremados los cuerpos de compañeros que padecieron inhumano cautiverio”. Según argumentaron en un escrito los abogados Rodolfo Yanzón y Flavia Fernández, “de acuerdo con numerosos testimonios brindados tanto en instrucción como en los sucesivos juicios orales llevados a cabo respecto de los crímenes de lesa humanidad cometidos en ese centro clandestino”.

Asimismo, los letrados, representantes de la querella de 50 sobrevivientes de la ESMA, le expresaron al juez federal Ariel Lijo, a cargo de la megacausa ESMA, que “no puede haber actividades recreativas en un lugar que fue utilizado y formó parte de un sistema con el que se llevaron a cabo los crímenes más atroces”.

Vale recordar que la autorización de la cesión del Campo de Deportes de la ex ESMA al club River Plate fue realizada por la Agencia de Administración de Bienes del Estado (AABE).

En concreto, el juez Lijo había solicitado que, previamente, el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) estudiara el terreno para descartar la presencia de restos humanos.

“Los seis meses establecidos para la labor del EAAF resulta por demás exiguo si se tiene en consideración la dimensión del terreno”, reprocharon Yanzón y Fernández Brozzi, en referencia al predio de 7 hectáreas y media.

Fue en ese aspecto que Néstor Fuentes, uno de los integrantes de la Asociación de Sobrevivientes y Testigos de la ex ESMA, señaló: “Hay muchas declaraciones testimoniales de sobrevivientes que escucharon hablar del asadito: decían que iba a haber un asadito cuando un compañero se les moría en la tortura o lo traían muerto de afuera, y en lugar de tirarlos desde el avión, los enterraban. Seguramente incendiándolos primero”.

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