Papa Francisco

Una gran luz

El Papa Francisco ya trascendió su liderazgo religioso para consagrarse como un referente político y social de orden internacional. Con un lenguaje sencillo y directo planteó en su histórica gira por Cuba y Estados Unidos los ejes para un mundo mejor 

El Papa Francisco va culminando su histórica gira por Estados Unidos, la que había comenzado en los días previos en Cuba, confirmando que se trata de un prestigioso líder internacional, y no solo en el plano religioso, sino que también político y social.

Con un lenguaje sencillo, corporal (típico de los argentinos) y directo, el Sumo Pontífice aprovechó su paso por el centro neurálgico del capitalismo, en las ciudades de Washington y Nueva York para fijar ejes claves de convivencia y reunió a líderes de diversas religiones y partidos políticos para encarar esfuerzos conjuntos por la paz. 

Con su sonrisa, carisma y mano fraterna puso en la agenda de las autoridades políticas la imperiosa necesidad de incluir al sistema “a los pobres, a los que viven en la miseria, a los inmigrantes, a los extranjeros, los hijos de estos que no logran la escolarización, los privados de seguro médico, los sin techo, los ancianos solos-, quedando al borde de nuestras calles, en nuestras veredas, en un anonimato ensordecedor", sostuvo Francisco.

En el seno del capitalismo afirmó que el dinero no debe ser lo más importante, en una sociedad bélica sostuvo que la venta de armas y la guerra son nocivas y que hay que terminar con esas actividades. El Papa recordó los conflictos actuales de Ucrania, Siria, Irak, Libia, Sudán del Sur y en la región de los Grandes Lagos, y mencionó también al narcotráfico como "guerra asumida y pobremente combatida".

En la homilía de anoche, en el Madison Square Garden, ante más de 20 mil personas, se dedicó a los "ciudadanos de segunda categoría, los que esconden el rostro por carecer de derechos".

El Papa dijo: "Dios vive en nuestras ciudades, la Iglesia vive en nuestras ciudades y quiere ser el fermento de la masa, quiere mezclarse con todos, acompañando a todos".

"Ir hacia los otros para compartir la buena noticia que Dios es nuestro Padre. Que camina a nuestro lado, nos libera del anonimato, de una vida sin rostro, vacía, y nos introduce en la escuela del encuentro", puntualizó el Pontífice.

"Nos libera de la guerra de la competición, de la autorreferencialidad para abrirnos al camino de la paz -agregó-. Aquella paz que nace del reconocimiento del otro, aquella paz que emerge en el corazón observando especialmente al más necesitado como a un hermano".

No lo enunció en una parroquia, lo hizo ante la mirada atenta, a través de los medios de comunicación masiva, de millones y millones de fieles católicos y de personas que no ejercen la fe, pero que consideran a Francisco como un hombre transparente, honesto, de buenas y leales intenciones. Con mansedumbre, sin perder el centro ni confundirse con los honores recibidos por famosos y líderes mundiales, Jorge Bergoglio habló en español y arengó a los cristianos norteamericanos a contemplar, a discernir, a desarrollar la capacidad de ver para ayudar al otro, para encontrarse con Dios.

Francisco se ha transformado en una gran luz. Muestra el camino de la paz en un mundo violento y convulsionado, muestra el camino de la inclusión en un mundo repleto de desigualdades y diferencias, muestra el camino de la comprensión en un mundo lleno de miradas plurales.

Católicos y creyentes de otras religiones y aún los agnósticos identifican en el Papa un hombre con buenas intenciones y les genera respeto y emoción. La atención de los ojos de Francisco buscó en la multitud a los más necesitados, a los enfermos y afligidos, a los padres con lágrimas en sus ojos. A ellos se acercó para tocarlos y bendecirlos. 

El reconocimiento sobre el liderazgo histórico de Francisco se sintetiza en lo declarado por el presidente de Estados Unidos. "Los congresistas deberían pensar sobre lo que el Papa dijo, no en lo particular, sino en la proposición general de que deberíamos estar abiertos unos a otros, de no demonizarnos, de no asumir que tenemos el monopolio de la verdad", afirmó Barack Obama en una rueda de prensa conjunta con el presidente chino, Xi Jinping, en el jardín de la Casa Blanca. 

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