Frenética búsqueda de los ladrones que cometieron un millonario robo en el Grand Bell

Pese a la gravedad del hecho, que conmocionó a la ciudad, permanecen prófugos. Los vecinos del country se presentarán como particulares damnificados.

Mientras se esperan allanamientos para dar con los responsables del millonario robo en una casa de Gran Bell, los delincuentes permanecían en la clandestinidad hasta el cierre de esta edición, y la conmoción en la ciudad todavía perduraba por el brutal suceso de inseguridad.

A su vez, el reconocido abogado Marcelo Peña, quien reside en el country en cuestión, anunció que junto a otros vecinos se presentará como particular damnificado ante la Justicia con el fin de tener control sobre la investigación, mientras que también le pedirá las cámaras de seguridad al municipio platense para identificar dónde estuvo la falla. Indicó que, junto al resto de los allí residentes, quiere seguridad.

Pese a la gravedad de lo acaecido, todavía nada se sabe de la banda conformada por al menos cuatro hampones -tres hombres y una mujer- que atacó en una vivienda del mencionado club de golf, donde residen, entre otras personalidades, el intendente de la ciudad, Julio Garro, y la ministra de Desarrollo Social, Victoria Tolosa Paz.

Tal como diario Hoy publicó en su edición anterior, todo se desarrolló entre las 19 y las 21:30, y la guardia de seguridad del establecimiento estaría involucrada, a juzgar por la pasividad que mostraron a la hora de hacer ingresar a los ladrones.

Total impunidad

Los autores del hecho se acercaron hasta el lugar en un Peugeot 208 de color gris, enfilaron hacia la entrada de los propietarios y, pese a que la tarjeta magnética no los reconoció como vecinos del lugar, el encargado de la guardia les permitió el acceso de todos modos.

Circularon hasta una finca del centro del Grand Bell, esperaron a que el joven que se encontraba dentro se fuera y, a las 21:08, los tres hombres ganaron el interior tras forzar una ventana, dejando a la mujer dentro del coche, haciendo de campana y dándoles indicaciones a través de un celular.

Los cacos fueron recibiendo las órdenes y parte de los diálogos que mantuvieron con su cómplice quedaron registrados en las cámaras de seguridad y los equipos de audio que hay en el lugar.

Sin pérdida de tiempo, subieron a la planta alta cubriéndose los rostros, conscientes de que había una cámara, y saquearon la caja fuerte de una de las habitaciones, donde había pesos, dólares y joyas. De ahí fueron a otro cuarto, del que se apoderaron de tres armas de fuego, debidamente registradas por el propietario.

Finalmente huyeron por el acceso principal del country, tirando abajo la barrera, y aún se mantienen en la clandestinidad

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