Otros dos violentos hechos delictivos con el mismo final: la impunidad

Un ladrón tiró a los golpes a una ciclista en Gonnet para sacarle la cartera, mientras que dos hampones ingresaron a una panadería de Arturo Seguí. No hay detenidos.

Otros dos violentos hechos delictivos se registraron en las últimas horas en La Plata pero, pese a la gravedad de lo ocurrido, hasta el cierre de esta edición no había personas detenidas, señalaron ayer fuentes policiales.

Por un lado, una mujer fue atacada por un delincuente en el Camino Centenario y 492 de Gonnet, mientras circulaba a bordo de su bicicleta. El hampón se le apareció de repente y no dudó en golpearla y tirarla al suelo, para asegurarse de tener el control de la situación.

Una vez en el piso, el malviviente se le abalanzó y le quitó la cartera que llevaba, con diferentes elementos de interés en su interior. Con el botín asegurado, se dio rápidamente a la fuga antes de que transeúntes pudieran socorrer a la damnificada. De acuerdo a los voceros, escapó en dirección a calle 13, por debajo del puente, y se perdió de vista.

En tanto, la perjudicada no terminó con peores heridas de casualidad, ya que justo cuando fue arrojada a la calzada no pasaba ningún vehículo por el lugar. Ella, aunque conmocionada, se encuentra en buen estado de salud.

Los agentes de la Fuerza analizan ahora las cámaras de seguridad para ver si en alguna quedó registrado el accionar delictivo, con el fin de poder dar con el causante. Sin embargo, hasta el momento nada se sabe de él y el caso permanece impune.

“Somos un pueblo olvidado”

Además, al menos dos malhechores llegaron ayer al mediodía hasta una panadería de Arturo Seguí emplazada en la avenida Arana y 138, en momentos en que la dueña se encontraba en un sector del fondo. Atendiendo el local, estaba una empleada.

Esta fue de inmediato encañonada por los intrusos, que le pidieron el dinero de la caja registradora. La víctima, asustada, empezó a gritar y eso alertó a la perra de la propietaria, que estaba dentro.

El animal se lanzó contra los delincuentes, que debieron darse a la fuga sin llegar a llevarse nada. Como si fuese poco, durante la desesperada huída, se le cayeron dos armas de fuego, una de ellas una pistola calibre .38 largo.

Una vecina dijo que se subieron a un auto, donde los aguardaban otros cómplices, y que tenían consigo otras dos armas. Tampoco en esta oportunidad se los pudo capturar y permanecen en la clandestinidad.

Los lugareños, hartos de los robos, aseguraron que “estamos muy indignados con la situación, somos un pueblo olvidado. Hay poca Policía”.

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