por daniel "profe" córdoba

Cuando más van pasando los días, más grande es el logro de mi amigo Scaloneta...

Llegando la semana en la que se cumplirá un mes de la obtención de la Copa del Mundo, todavía no se ha tomado dimensión absoluta de la importancia del logro del equipo de Lionel.

Por Daniel “Profe” Córdoba

Vamos observando cómo el ser humano, con intereses en juego, valora o ningunea el logro. Las “miserias humanas” a flor de labios. O por egos, o por perder lugar en la historia, o por ya no poder seguir lucrando con lo que fueron, no todos desearon que la Selección nacional se coronara.

Sostengo que si el amor se hace con pasión, la piel no olvida. ¡Nunca! Igual pasa con el alma o el corazón o el espíritu cuando es o son emocionados. Y allí radica el imborrablemente eterno sentimiento de gratitud hacia los campeones mundiales de Catar.

En un mismo partido pasábamos del llanto de festejo alegre al llanto de temor al adiós. Para terminar abrazados y lagrimeando por un pasito más dado hacia la gloria.

Siempre sostuve que a los directores técnicos no nos pagan por y para ganar. Eso es un invento de los ignorantes que solo ven triunfo o derrota como vida o muerte, sin pensar en todo el trabajo que hay que generar detrás de cada partido o de cada persona que trabaja en un cuerpo técnico.

Emocionar es el logro. El Estudiantes de 1996 no se olvida a pesar de que por esas cosas del destino (y principalmente de los rivales con los que te tocó pelear el título) no logró salir campeón. Pero eran humanos unidos tras un objetivo en común, y se notaba cuando iban a disputar cada pelota, cuando iban a buscar cada centro o cuando tenían que defender con uñas y dientes cada resultado. El mismo entusiasmo que tenía toda nuestra gente.

El Estudiantes de 1975 tampoco campeonó, pero transmitía. En Gimnasia pasó algo parecido. Por ejemplo, el Lobo de 1962 y el de 1970 se recuerdan por llegarle al pueblo, y tampoco campeonaron. Y así, incontables ejemplos de equipos con distintas camisetas en el mundo que, sin vuelta olímpica, llegaron a conmover.

Ojalá en el fútbol de entrecasa sobren y nunca falten aquellos grupos humanos que unidos nos lleven hacia la dicha del ­emocionarse.

Esta semana se cumplirá el primer mes luego de la consagración de la Selección Argentina en el Mundial de Catar. Y los héroes del fin de año deberán quedar en la historia como los responsables de devolver una enorme alegría al pueblo argentino después de 36 años de sequía en los mundiales, y muchos años de angustia en el plano internacional que ya se había cortado un año atrás con la obtención de la Copa América.

Cuando más pase el tiempo, más y mejor los van a recordar a todos nuestros grandes campeones del mundo de mi amigo ­“Scaloneta”.

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