El Caballero Rojo
Marquitos, el único platense, fue el héroe albiceleste. “Si estamos así de unidos, a este grupo no le entra una bala, ¡vamos Argentina!”, tiró en su cuenta de Instagram
Todo argentino que supere las cuatro décadas y vio una serie populosa de TV llamada “Titanes en el Ring”, recordará a un gladiador, El Caballero Rojo, del staff de Martín Karadagián. En los últimos dos Mundiales, la Argentina también cuenta con un héroe de los buenos, que luchan por la justicia y alegran a los chicos, a los grandes y a todo el pueblo. Su apellido es Rojo y quienes lo rodean dicen que es todo un caballero, divertido, motivador, con una estrella ganadora que trae desde la cuna. Pero sobre todo, de modales muy sumisos.
Tanto el futbolista, como el luchador de catch, tenían algunos puntos más en común: elasticidad y gran contextura física.
Encajó a la perfección en la película de Rusia 2018 el guerrero Rojo, para entrar como el muchachito de papel protagónico que nadie esperar ver ahí, en el área, donde tenían que estar otros.
Hizo el gol, pasaron un par de minutos y con los cachetes colorados y los ojos humedecidos, le dijo a la primera cámara que frenó su paso triunfal. “Después del partido con Croacia nos unimos más que nunca”. Sin una sola frase soberbia, llevó su alma al recuerdo de lo que pronosticó en la intimidad de un vestuario que estaba golpeado: “se lo había dicho a los chicos, iba a hacer un gol, se lo dedico a todos ellos, a mi familia, a mis hermanos y a mi mujer”.
Cuando en la habitación del complejo donde duermen los sueños, Rojo tomó contacto con su teléfono y abrió las redes sociales, el Instagram personal reprodujo algo más: “Si estamos así de unidos a este grupo no le entra una bala, ¡vamos Argentina!”.
Entre la rabona y la gran karateca
Contra Bosnia, en la Copa Brasil 2014, se vio en Rojo un lujo, aquella rabona que los pibes de los potreros aún suelen imitar en su nombre. Ayer, en Rusia, se encargó de que los humoristas bautizaran “la del karateca” a la acción en la que se bancó en el área penal a un fornido atacante africano, sacándola con la punta del botín -la jugada llevó al VAR que zafó del faul y la pena máxima-. Cuando todavía se estaba 1 a 1 y antes de su hazaña personal, ya Rojo olfateaba el gol, cuando le sirvió el centro atrás a Higuaín, que se fue encima del larguero.
¡Otro gol ante las Aguilas Verdes!
El 25 de junio de 2014, en Porto Alegre, la selección le ganaba a Nigeria, abrochando el gol del desnivel en el resultado el mismo hombre que lo consiguió ayer. Claro que las repercusiones fueron bien disímiles. En Brasil era puntaje ideal. Y en Rusia fue entrar segundos y raspando.
En aquella cita mundialística, el joven del barrio El Triunfo había metido una rabona en el debut con Bosnia, pero fundamentalmente pasó a la galería de famosos por anotar su primer gol (justamente con los nigerianos) en el minuto 50, cuatro minutos después de que Musa anotara el 2 a 2 transitorio.