Gimnasia pecó por Santo y se volvió con un sabor amargo

El Lobo abrió la cuenta con un cabezazo de Guevgeozián cerca del final, pero no lo aguantó y se lo empataron en una pelota parada

La noche tucumana fue protagonista de una final anticipada por la zona de abajo, en la que Gimnasia estaba saboreando un triunfo vital, pero que terminó con un empate con gusto a derrota. El Lobo no encontró el mejor funcionamiento; supo acomodarse al partido por momentos y abrió la cuenta sobre el cierre, aunque no lo aguantó y San Martín hizo justicia en el marcador a través de una pelota parada. Fue 1 a 1 que, en los papeles, no le sirvió a ninguno.

 En La Ciudadela se jugó con intensidad, nerviosismo y pierna fuerte, y faltó fútbol. Pese al vértigo que propuso San Martín en los primeros minutos, Gimnasia de a poco se fue acomodando, aunque no tuvo conducción ni generación de juego. Así fue como se recostó siempre por izquierda, a la espera de alguna maniobra del Monito Gómez, quien careció de sociedades.

Silva estuvo en soledad; Tijanovich se hizo nudos y Comba brilló por su ausencia. No obstante ello, la pelota detenida fue el arma más peligrosa, pero no supo sacar provecho, como tampoco de una desatención defensiva en la que Gómez definió a las manos del arquero.

Enfrente, el local intentó por el sector de Oreja, especialmente con Caco García, pero tampoco estuvo fino y ni siquiera Bieler pudo capitalizar una linda combinación.

De todos modos, la polémica se dio a los 29 minutos, cuando Gómez ejecutó y la pelota dio en la mano de Acevedo, pero el árbitro hizo la “vista gorda” y no cobró el penal.

Tras ese primer tiempo chato, el segundo se repitió, con intenciones que no prosperaron, y con mucha pierna fuerte.

 Troglio movió las piezas, pero el equipo se replegó y apostó a la elocidad de Gómez. Con poco, el Lobo se las arregló para mantenerse lejos de su valla y fue astuto para generar riesgo con alguna pelota parada. Sin embargo, la más clara fue una acción en la que Silva peleó, se acomodó y su zurdazo a colocar se fue besando el palo derecho de Arce.

En tanto, el Santo avisó con un cabezazo que tapó Alexis, otro remate que contuvo el “31” y una doble atajada para convertirse en una de las figuras. 

Cuando nadie lo esperaba, Gómez metió un centro y el recién ingresado Guevgeozián conectó desde la puerta del área para ubicarla a un palo y romper la chapa.

Pero no todo estaba dicho. Los tucumanos ejecutaron bien lo que no hizo el Lobo y, tras un centro de García, Acevedo metió la frente para dejar estático a Martín Arias y poner el 1 a 1 final.

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