cultura

Adiós al poeta Horacio Salas

Días atrás falleció un estudioso del tango, biógrafo de Borges, periodista y exdirector del Fondo Nacional de las Artes. Por sobre todas las cosas, fue un poeta.

Formó parte de la llamada “generación del 60” y a los 23 años publicó su primer libro de poemas: El tiempo insuficiente. Era por entonces un prolijo estudiante de Derecho que trabajaba en una inmobiliaria, llevando a cuestas “la misma pregunta solitaria, en el mismo rincón de la nostalgia”. Por aquellos años, formaba parte de la revista Barrilete, que hacía, entre otros, con Roberto Santoro, poeta desaparecido en la última Dictadura.

Hacia los años 70, los libros se fueron acumulando, respaldando su nombre de poeta: La soledad en pedazos, Memoria del tiempo –libro premiado por un jurado presidido por Jorge Luis Borges– y La corrupción. Fue a entrevistarlo a Pablo Neruda enviado por la revista Panorama y se quedó unos días compartiendo su cotidianidad en Isla Negra.

Un par de años después integraría el staff de periodistas que participó del célebre debate televisivo entre Agustín Tosco y José Ignacio Rucci.

El 24 de marzo de 1976, trabajaba como jefe de prensa y publicaciones de YPF. El 2 de mayo de ese año partió hacia el exilio. Al principio fue muy dura la vida en España; enfermó de nostalgia y no le alcanzaba la plata para comer, hasta que el poeta español Félix Grande le ofreció trabajo en la revista Cuadernos hispanoamericanos. Allí se reencontró con Joan Manuel Serrat, a quien había conocido en 1968, en el programa de Hugo Guerrero Marthineitz. La canción Esos locos bajitos está basada en el poema de Horacio Salas Los hijos. En 1981, cuando Serrat cantó en el estadio de Vélez, le dedicó el concierto a Horacio Salas: “Un poeta exiliado en España que yo admiro y quiero muchísimo. Por eso les pido a todos que hagan fuerza para que regrese de una vez por todas a la Argentina”.

Escribió siete libros sobre tango –uno de ellos, con prólogo de Ernesto Sabato–. Estaba convencido de que el tango es una de las formas más altas de la cultura argentina. Fue autor de un libro de conversaciones con Raúl González Tuñón, las biografías de Homero Manzi y de Jorge Luis Borges. Decía que “cultura es ir a la cancha de Boca con un librito de Borges en el bolsillo”.

Recibió el Premio Nacional de Crítica Literaria y de Ensayo, el Premio Municipal de Poesía y la orden de Caballero de las Artes y las Letras conferida por el gobierno de Francia. Fue ciudadano ilustre de la Ciudad de Buenos Aires, por distinción municipal pero, sobre todo, por merecimiento.

Se fue a los 82 años. Nos quedan sus poemas para encontrarlo “como quien reconoce una antigua tibieza”.

 

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