Ámbar La Fox, una vedette inolvidable

En un repaso histórico por los ciclos, personajes y figuras que marcaron un momento de la TV argentina, diario Hoy recuerda la vida de la bailarina y cantante.

La mujer de nombre Amanda Lasausse decidió que el camino del arte sería su plan de vida, y lo siguió con creces. Es por ello que decidió cambiar su nombre y comenzó a llamarse Ámbar La Fox. Poco a poco, su entrenamiento le permitió ser una excelente bailarina, y también dio sus pasos como actriz y como vedette.

Cuando la jovencita iba pasando su adolescencia, llegó a patinar en un club enorme que estaba en su barrio, y allí conoció y se enganchó con un galán que no era otro que Alejandro Maurín, un bailarín y coreógrafo. Asimismo, cuando estaban empezando su noviazgo se adentraron a trabajar en teatro y viajaron al viejo continente, donde hicieron una enorme carrera profesional.

Además se casaron, y le dieron la bienvenida a su primera hija, a quien tardaron en conocer debido a que nació en un pabellón del hospital que estaba lejos de la habitación, en otro edificio, y era una noche de tormenta de nieve, por lo que los caminos estaban cerrados. La niña era Reina Reech, quien años después también se dedicaría al mundo del arte y el entretenimiento. En los años 70, la artista ya tenía una vasta trayectoria y fue la figura número uno de la Calle Corrientes. Asimismo, fue la genia y figura de la obra clásica Chicago, fue la musa en el cine y llegó a Sugar y otras entregas del estilo. También fue la coprotagonista en películas como las que hacían Alberto Olmedo y Jorge Porcel, que tenían mucho éxito en ese entonces.

Luego de su primer matrimonio, la mujer estuvo casada con el pianista y director de orquesta Bubby Lavecchia por unos cuantos años, pero este amor también llegó a su fin y cada uno siguió por caminos separados. Ámbar era una diva en todos los proyectos de los que formaba parte, su figura era un éxito y su habilidad para las piezas de baile aún más. Dueña de una gracia absoluta, la artista fue considerada como una de las mejores vedettes alrededor de todo el globo terráqueo, y sus actuaciones dejaron mella en las producciones de los años 90. También hablaba muchos idiomas y era una cantante excelsa, lo que la llevó a recorrer sets de televisión de todo el mundo.

Cuando tenía 53 años, Ámbar fue a hacerse un tratamiento odontológico, un tratamiento de implantes dentales, y contrajo HIV. Un tiempo después, exactamente el 8 de diciembre de 1993, falleció debido otra enfermedad terminal adyacente, cáncer de pulmón. Así, aquel día este mundo despedía a una de las mejores bailarinas y una de las más majestuosas artistas de nuestro suelo.

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