Kate Moss, la diva rebelde de los 90

En un repaso histórico por los ciclos, personajes y figuras que marcaron un momento de la farándula internacional, diario Hoy recuerda la vida de la modelo.

Nacida en enero por los años 70 en un barrio inglés, Kate Moss creció en el seno de una familia de clase media sin saber que se convertía en una musa para los diseñadores de todo el globo pero también para los músicos que cosecharon sus hits en los años 90.

Con una belleza poco usual y una delgadez extrema, fue descubierta por una cazatalentos llamada Sarah Douglas mientras esperaba en un aeropuerto junto a su familia. Ella la invitó a formar parte de una agencia internacional de modelos. Por ese entonces era menor de edad pues acaba de cumplir 14. A partir de allí, comenzó a ser la cara de las portadas de las revistas más importantes: fue la musa a la hora de ­diseñar para Calvin Klein y Kendo, y también formó parte de los clips de las bandas de momento como también de películas independientes. Las angulosas facciones, su ­delgadez y la forma de caminar la convirtieron en una figura excepcional con una rebeldía que se comenzaba a asomar en esos inicios como modelo.

Con la alegría de la fama y la popularidad también llegaron los excesos. Es por ello que Kate ingresó a una clínica de rehabilitación y sobre ello supo afirmar por ese momento: “Ingresé en una clínica de desintoxicación por voluntad propia. Me di cuenta de que no podía seguir así. Sólo existía una cosa para mí: fiestas, fiestas y fiestas, con mucho alcohol y muchas otras locuras. Ahora, ya estoy fuera y en plena forma”. Por esos tiempos, la modelo mantenía un noviazgo con el actor Johnny Depp que supieron compartir cuatro años de sus vidas y una incipiente convivencia.

Con el correr de los años y luego de rehabilitarse por última vez, Kate tomó las riendas de su vida para comenzar a cambiar los malos hábitos que la tenían en las tinieblas. Es por ello que inició otros comportamientos y respecto de ello supo esbozar: “Aprendí a mirarme a mí misma, a mis defectos y a ver quién soy. Y no tener miedo”. Asimismo agregó: “Empecé a meditar todos los días, haciendo meditación trascendental, nadando salvajemente... Probé todo”. En 2005 fue encontrada en una fiesta aspirando cocaína lo que le valió el mote de “Cocaine Kate”. Las fotos de aquella reunión estuvieron en las portadas de las revistas más importantes. Por otro lado sufrió las consecuencias de la crueldad cuando se vio obligada a posar en topless siendo una menor de edad.

Siempre fue elogiada por su peso ideal pero siempre aclaró que se mantenía en esas formas porque trabajaba todo el día, se alojaba en un hostel y muchas veces no tenía nada para poder comer. La primera campaña que la llevó a la cima fue para Calvin Klein donde posaba sobre un hombre mayor de edad con el torso al descubierto. Esta situación hizo que comenzara a mantener trastornos de ansiedad y depresión aunque nunca asistió a terapia para poder trascenderlos. En un momento conoció a un editor de modas que fue su pareja y el padre de su hija Lila. Tiempo después lo dejaría por un cantante llamado Peter Doherty. Ambas relaciones estarían marcadas por los vicios y la violencia.

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