ENTREVISTA EXCLUSIVA
La Bomba de Tiempo: “Volver a tocar es la gloria”
Durante una entrevista con este multimedio, los artistas fueron expresándose sobre el camino andado y los proyectos que se traen en este presente.
Desde hace más de una década, el grupo La Bomba de Tiempo despliega su magia por los escenarios del mundo entero.
Se trata de un proyecto de percusión que está integrado por María Bergamaschi (tumbadora y chekeré), Nacho Álvarez (tambor repique y tumbadora), Mariano “Tiki” Cantero (tambor chico), Lucas Helguero (quinto, accesorios y dirección), Juampi Francisconi (tambor piano, chekeré, dum dum y dirección), Mario Gusso (conga y campana), Andy Inchausti (surdo, djembé y dirección), Alejandro Oliva (surdo, conga y dirección), Richard Nant (surdo, trompeta y dirección), Gabriel Spiller (campanas, tronco y dirección), Pablo Palleiro (tumbadora y tambor repique), Luciano Larocca (güira y djembé), Diego Sánchez (djembé, quinto y dirección) y Carto Brandán (semillas y surdo).
Durante una entrevista con este multimedio, los artistas fueron expresándose sobre el camino andado y los proyectos que se traen en este presente donde vuelven a los escenarios con público presencial.
—¿Bajo qué condiciones surge este proyecto? ¿Qué detalles pueden revelarnos sobre los comienzos?
—La Bomba de Tiempo fue creada por Santiago Vázquez, allá por el 2006. Él fue quien nos convocó a cada uno de nosotros. De esta manera, terminó conformándose así el grupo con dieciséis percusionistas, que veníamos de experiencias musicales muy distintas, de múltiples géneros, y esa diversidad hizo que la riqueza del grupo se notara ya desde los primeros encuentros. Al poco tiempo de conformarse el grupo, empezamos a hacer presentaciones en Ciudad Cultural Konex (Ciudad Autónoma de Buenos Aires), eran como “ensayos abiertos”al público en general. Íbamos con nuestros propios instrumentos; la gente se fascinaba con lo que escuchaba. Y en pocas semanas esos “ensayos” se fueron transformando en un formato más de show. Así continuamos hasta hoy.
—¿Cómo explicarían la vigencia de la banda? ¿A qué se debe la continuidad artística del proyecto en cuestión?
—Creo que fue muy necesaria la creación de un grupo así. En este sentido, un ensamble de percusión en el centro de la Ciudad, que tocase ritmos y estilos populares, donde la improvisación, la heterofonía y el compromiso con lo que estábamos haciendo hicieron que, durante dos horas de show, cada lunes, el público y los músicos viviésemos un momento único e irrepetible. No hubo nunca, desde hace más de quince años, dos shows iguales.
—¿De qué manera se innova en el arte? ¿A qué herramientas apelan para esas circunstancias?
—El arte necesita de crisis y de cambios de rumbos para innovarse, para renovarse. Necesita de almas y mentes abiertas y dispuestas al cambio, al riesgo, al vacío. El artista es un ser que sabe confiar en lo que vendrá, porque vive de proyectos, de ocurrencias, de la construcción de ideas. Conocemos el “probar algo que después quizás no funciona”. El cambio es una constante, es un poco el motor de la creación.
—¿Qué material están presentando por estos días? ¿Cuáles son las precisiones de sus obras?
—Ahora estamos muy enfocados en cada presentación que hacemos, en las giras, que por suerte ya empezaron a surgir, pero principalmente enfocados en disfrutar y tratar de ser felices cuando tocamos. Dejar las oscuridades de lado, y vivir el presente al máximo. Creo que aprendimos a divertirnos mucho arriba del escenario y eso se transmite también.