Entrevista Exclusiva

“Nosotros apostamos a hacer una música para toda la familia”

En diálogo con diario Hoy, el grupo Canticuénticos recorrió su trayectoria y presentó el show que ofrecerá en la ciudad.

Formado en el 2007, Canticuénticos es un proyecto abocado a los niños que cuenta con varios miembros que dedicaron su vida a crear, componer y producir obras artísticas para toda la familia. En ese sentido, el grupo elabora canciones y puestas en escena constituyendo un colectivo que alegra a la familia.

En la actualidad, el proyecto está conformado por Ruth Hillar (voz, flauta y acordeón), Daniela Ranallo (voz), Laura Ibáñez (voz), Gonzalo Carmelé (bajo y coros), Daniel Bianchi (guitarra, charango, cuatro venezolano y coros), Nahuel Ramayo (batería, percusión y coros) y Sebastián Cúneo.

Durante una entrevista íntima con este multimedio, se refirieron a las formas de producción en tiempos de tecnología y redes sociales. También presentaron el show que darán esta tarde en el Club Atlético de City Bell.

—¿Bajo qué circunstancias se gesta esta ­propuesta?
—Canticuénticos se inició allá por el año 2007 como un proyecto de creación de nuevas canciones para aportar al repertorio regional orientado a la niñez. Los primeros tiempos fueron de mucho trabajo de difusión, de acercar el material a las escuelas, de compartir las canciones en las redes. Ya en el 2010 viajamos por primera vez a uno de los Encuentros Internacionales de la Canción Infantil, en Brasil. Pero fue en el 2011, con la aparición del segundo disco Nada en su lugar que el grupo empezó a ganar masividad. La Cumbia del monstruo, presente en ese disco, pasó a ser una de las canciones más populares en escuelas y jardines y también nuestra embajadora donde fuera que viajáramos. En ese momento, y con el segundo disco recién editado, empezamos a sentir que el proyecto caminaba a un ritmo que no habíamos previsto pero que era el resultado de mucho trabajo. Un ritmo que iba a seguir creciendo y que nos iba a llevar a recorrer casi todo el país y varios países de Latinoamérica. Y que en diez años iba a ver nacer cinco discos, ocho libros, gran cantidad de videos y muchísimas ganas de seguir generando contenidos.

—En el contexto actual de aperturas paulatinas, ¿cómo se preparan para esta función?
—Este show va a ser muy especial, por muchos motivos. Uno de ellos es la emoción de saber que vamos a encontrarnos con nuestro público, cara a cara. Hace más de un año que, por esta loca circunstancia que nos tocó pasar a nivel mundial, extrañamos ese momento tan fuerte y cargado de energía que representa el show en vivo, y nos resulta liberador volver a los escenarios. Creemos que algo parecido le pasa al público, sean niños o adultos, que vienen esperando desde tanto tiempo el ritual de la salida a disfrutar de la música, del encuentro, de la fiesta que siempre plantea un evento cultural en vivo. Por otro lado, también consideramos especiales a estos conciertos de regreso porque estaremos presentando, junto a las canciones que todos conocen, partes de nuestro nuevo disco, que llamamos A cocochito, y que terminamos de grabar durante la pandemia.

—¿De qué manera se innova para los más chicos, especialmente en épocas de tecnologías y redes sociales?
—Tal vez en este momento en que las tecnologías y las redes marcan el rumbo, la innovación pase por volver a nuestra dimensión más humana. Poder conectarnos a través de la música con nuestras emociones, sentir la alegría del canto compartido, bucear en una canción para descifrar mensajes, disfrutar de la belleza de lo simple. Queremos mantener viva esa posibilidad de imaginar, preguntar, conmoverse y poder, a pesar de todo, acceder a esos espacios de libertad que propone el arte.

—¿Por qué recomendarían a las familias que vayan al show donde estarán presentando el material nuevo pero también los clásicos ya consagrados?
—Nosotros apostamos a hacer una música que, si bien está centrada en la visión de la niñez, no sea solo para niños, sino para la familia entera. Vemos habitualmente en nuestros conciertos a la familia entera cantando, bailando, jugando y nos genera una emoción muy grande saber que esto pase, y que la música sea la puerta que comunica a los niños entre sí, y también con los adultos. Creemos que el arte tiene la magia necesaria para producir el encuentro entre generaciones, y eso es muy disfrutable y necesario en estos momentos. Nuestro trabajo intenta ser divertido pero también ser profundo, ­emotivo, cargado de contenido, y siempre hemos recibido hermosas devoluciones de parte de la gente que lo recibe, sean niños o adultos, e incluso docentes que trabajan con nuestras canciones.

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