entrevista
Valeria Pivato y Cecilia Atán estrenan La llegada del hijo
Las talentosas directoras vuelven a colaborar en dirección tras la exitosa La novia del desierto con Paulina García y el inolvidable Claudio Rissi.
La llegada del hijo, de Valeria Pivato y Cecilia Atán, llega a los cines y hablamos con la dupla de directoras para conocer detalles de la pelicula.
—Sé que hubo trabajos de ensayos para la película. Cuéntenme un poco ¿cómo fue encarar el proyecto? y eso justamente, que es algo raro, ¿no?, que en el cine que haya ensayos.
—Valeria Pivato: Nosotras somos bastante admiradoras fervientes del trabajo con los actores. Para nosotras, que somos co-guionistas y después co-dirigimos, el momento de compartir los ensayos con los actores es sumamente nutritivo. Porque nos aporta algo que seguramente no vimos. Nos amplía el horizonte, nos muestra si efectivamente lo que escribimos funciona o no funciona. Y, de alguna manera, somos las primeras espectadoras de eso que durante años estuvimos pensando y craneando. No es que tuvimos mucho tiempo en el esquema de la película, porque fueron pocos ensayos. Pero sí somos, eso, muy conscientes del beneficio que puede tener el ensayo. Generar vínculos, mostrarles las locaciones, entender, hablar, escuchar, recibir. Todo eso es algo que creemos como una parte fundamental, es un trabajo en equipo. Y tanto el aporte técnico como el aporte artístico es impensable para hacer una película. Porque además nos sentimos así, como muy emocionadas de armar esa familia momentánea para hacer la película. Y creemos que después eso se ve en pantalla.
—¿Cómo es un poco la dinámica entre ustedes en el set?
—Cecilia Atán: Nosotras, ¿viste que hicimos una primera película? Donde, bueno, de alguna manera fue un ensayo, una especie de borrador, igual filmado, de una dinámica que quisimos probar muy particular. En general, las duplas, cada una tendrá su estilo, pero se dividen las tareas, el cine tiene esta cosa, bueno, jerárquica, es necesario que el norte sea claro. Y nosotras queríamos, siendo nuestra primera experiencia en la anterior, probar un poco de las dos cosas. Entonces empezamos a trabajar primero en la comunicación interna muchísimo y después, al escribir juntas, eso ya de cara al rodaje y al trabajo con los actores y con el equipo nos alinea muchísimo, y en esta segunda lo interesante fue que pudimos como profundizar, porque en la primera estábamos demasiado atentas también a, bueno, hoy hablas vos, ¿no? Como, porque las dos también fuimos técnicas de cine, sabemos que el set tiene una cosa muy clara y una urgencia que necesita esa claridad, esa nitidez. Entonces, estábamos como más rígidas y esta segunda experiencia fue linda porque también trabajamos con colaboradores de la película anterior, que ya nos conocían. Entonces, en esta manera singular que encontramos entre las dos, trabajamos con uno, con otro. A veces, sobre todo en lo que tiene que ver con lo actoral, nos dividíamos, a lo mejor ya si era de días o de semanas, para también que fuera una la voz que interlocutaba con el actor, pero siempre lo que está claro es, para las dos, y así fue desde el comienzo de esta colaboración, que el proyecto va primero, que por supuesto hay un montón de debates y pensamientos distintos, pero que sabemos que son puertas adentro, hay mucho respeto y mucho cariño. Y sobre todo eso, ¿no? Como tener claro que cualquier cosa hacia afuera daña la película. Entonces, trabajamos mucho, mucho en la claridad y en el modo de abordar a uno y a otro para que sea productivo y sea enriquecedor.
—VP: Y también ahí sumó algo que fue interesante en este proyecto, es que tenemos actores de diferentes generaciones, entonces también había algo de entender qué traía cada uno y cómo comunicarnos con cada uno, con lo que teníamos como materia sensible para trabajar, y fue un desafío hermoso.
