Cultura

Cacho Fontana, aspectos desconocidos de un grande

Durante medio siglo estuvo instalado en la fama, pero nunca perdió ese contacto popular que lo hizo una figura querible tanto en radio como en televisión

Decía que el ambiente era una jungla, que había ­elegido una profesión “en la que siempre hay alguien en la curva para ver cómo uno se mata”. Sintetizaba su visión así: “Si te ven en el desierto, te tiran una anchoa”. Pese a esos juicios lapidarios, no era un resentido, ni hablaba desde el ofuscamiento de quien fracasó. Muy por el contrario, desde que en 1950 se incorporó a la radio con un programa compartido con Luis Sandrini y Tita Merello, su carrera fue en ascenso, hasta convertirse en una figura de gran arraigo ­popular.

Norberto Palese nació el 23 de abril de 1932, fue bautizado como Jorge “Cacho” Fontana por una compañera de oficina. Le gustó el nombre y lo hizo suyo de por vida. Hijo de un ferroviario, de adolescente ingresó a trabajar en los ferrocarriles, dejando sus estudios secundarios en el tercer año. En 1949, actuaba la orquesta típica de Roberto Padula en el Salón Argentino, y el organizador del espectáculo –un amigo de su padre–, aprovechando la buena dicción del muchacho, le pidió que fuera el presentador. Nunca antes había estado frente a un micrófono, pero, lejos de acobardarse, encaró la tarea con gran naturalidad. “Tenés que dedicarte a la locución”, le dijo el empresario. Y Cacho le hizo caso.

Participó de los programas más exitosos de Radio El Mundo. El público pronto se familiarizó con su voz: “En esa época la radio no era noticia, los locutores eran voces. Fue con el advenimiento de la TV que se destapó el gran operativo”. Un redactor publicitario, Demetrio Sadan, le guionaba cómo tenía que decir las cosas, graduando el peso y la contundencia de las palabras. Así acuñó su estilo. Por entonces no existía la televisión, los ídolos populares periodísticos emergían de la radio. Con la TV, la figura de Cacho Fontana se extendió a nivel nacional con programas como Odol pregunta y La hora de Lassie. Su atildada imagen se impuso sin resistencias.

Si bien la televisión era una fábrica de popularidad y una proveedora incomparable de dinero, la radio le tiraba con la fuerza del primer amor. Por eso se embarcó con mucho entusiasmo en un programa que duró 15 temporadas: el Fontana Show. Él lo producía en todos los niveles, desde el comercial al artístico. Era un staff de 40 personas, con guionistas como Alberto Migré y Abel Santa Cruz, y un cuerpo de humoristas que tenían que crear 70 chistes diarios.

En 1966 participó de la transmisión del Mundial de fútbol de Inglaterra, junto a José María Muñoz y Enzo Ardigó, siendo la última Copa del Mundo que se transmitió en nuestro país solo por radio. El 17 de agosto de 1978, participó de la primera emisión en color de la televisión argentina con el programa Videoshow.

Buscó afanosamente separar su vida privada de la vida profesional, pero su fama lo hizo fracasar en ese intento. Durante 12 años estuvo en pareja con la actriz y cantante Beba Bidart, y los 12 años siguientes estuvo casado con la modelo Liliana Caldini. Otra modelo, Liliana Tiraboschi, en 1992 lo demandó por lesiones e incitación a la droga.

El martes 5 de julio de 2022 murió a los 90 años, luego de internarse en varias oportunidades con cuadros de neumonía. Sus últimos años de vida los pasó en una residencia para adultos mayores. Seguramente contaba a sus compañeros anécdotas de esa profesión que le valió 14 premios Martín Fierro y un Kónex de Platino.

Noticias Relacionadas