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Dos caballos, 21.000 kilómetros y una travesía histórica

La proeza de un jinete suizo que salió de Buenos Aires con dos caballos argentinos y llegó a Nueva York. En abril de 1925, Gato y Mancha iniciaban un viaje que los dejaría unidos hasta el día de hoy.

"Don Emilio acude a ese pedido, le entrega dos criollos que desde El Cardal ya son trasladados hasta Buenos Aires, esperando el día allá en la Rural. El Mancha es overo rosado manchado, por su parte el Gato un gateado es, teniendo a la fecha del raid glorioso uno 15 años y otro 16”, así rememora la hazaña Carlos Sferra en su vals Gato y Mancha.

Un viaje imposible, una epopeya y un acontecimiento histórico. Guiados por el profesor suizo Aimé F. Tschiffely, los caballos criollos argentinos Gato y Mancha recorrieron más de 21.000 kilómetros desde la ciudad de Buenos Aires hasta Estados Unidos, conquistando el récord mundial de distancia. Atravesaron todo el continente en una gesta histórica que fue motivo de orgullo allá por la década de 1920.

“Desde los primeros días advertí una real diferencia entre sus personalidades. Mancha era un excelente perro guardián: estaba siempre alerta, desconfiaba de los extraños y no permitía que hombre alguno, aparte de mí mismo, lo montase... Gato era un caballo de carácter muy distinto. Fue domado con mayor rapidez que su compañero. Cuando descubrió que los corcovos y todo su repertorio de aviesos recursos para arrojarme al suelo fracasaban, se resignó a su destino y tomó las cosas filosóficamente. Mancha dominaba completamente a Gato, que nunca tomaba represalias”, dijo Tschiffely, el jinete suizo protagonista de la proeza.

Al inicio del viaje, Mancha (de pelaje overo) y Gato (gateado) tenían 15 y 16 años. Habían crecido en la Patagonia, donde se habían acostumbrado a las condiciones más hostiles. Su propietario, Emilio Solanet, se los había comprado al cacique tehuelche Liempichún en Chubut.

El viaje

Una densa lluvia caía sobre Palermo, como bendiciendo aquel 23 de abril de 1925. Los dos caballos y Aimé iniciaban la hermosa ­epopeya.

El suizo, ahora embajador de las pampas, recorrió 21.000 kilómetros divididos en 504 etapas, en el lapso de tres años y casi cinco meses. El 20 de septiembre de 1928, Tschiffely entró en Nueva York. Allí habían llegado las noticias de su travesía y fue recibido con honores por el alcalde de esa ciudad. Luego, el jinete se encontró en Washington con el entonces presidente de Estados Unidos, Calvin Coolidge.

Héroes

Tschiffely y sus dos caballos regresaron a Buenos Aires en barco y llegaron el 20 de diciembre de 1928. Los animales, que ­murieron a los 35 y 37 años, están enterrados en la estancia El Cardal, en el partido de ­Ayacucho. Los cueros fueron embalsamados y se encuentran exhibidos en el Museo de Luján.

El profesor suizo se dedicó a escribir su travesía y luego se instaló nuevamente en Reino Unido. En 1937 volvió a la Argentina para otra hazaña: unió Buenos Aires y Tierra del Fuego en auto, algo nada habitual en aquella época. Falleció en 1954 y sus restos fueron enterrados en el Cementerio de la Recoleta, pero en 1998 fueron trasladados a la estancia El Cardal, donde se reencontró con sus amigos de aventura.

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