La Plata: la ciencia advierte sobre el avance de las islas de calor
La sustitución de vegetación por construcciones puede elevar la temperatura entre 5 y 10 °C.
El efecto de isla de calor es una de las transformaciones ambientales más visibles en las ciudades. Se produce por la expansión de superficies artificiales como calles, edificios y techos que reemplazan a la cobertura vegetal y generan un aumento de la temperatura en comparación con entornos rurales. En los contextos urbanos, la sustitución de vegetación por construcciones puede elevar la temperatura entre 5 y 10 °C, mientras que la vegetación regula el calor mediante la evapotranspiración.
En La Plata, investigadores de la Universidad Nacional de La Plata confirmaron que el partido atraviesa este proceso de manera significativa. A través de imágenes satelitales Landsat, se constató que las áreas urbanas registran temperaturas notablemente más altas que las rurales, con una relación directa entre menor índice de vegetación y mayor calor superficial.
La directora del proyecto, la geógrafa María Inés Botana, explicó que “la disparidad de los microclimas urbanos difiere según las características de las ciudades y la influencia de la radiación sobre las edificaciones, de acuerdo a su configuración espacial y los materiales utilizados”.
El estudio evidenció patrones diferenciados entre el norte y el sur del partido, divididos por la calle 138. El norte, que incluye Gonnet, Gorina, City Bell, Villa Elisa y Arturo Seguí, concentra núcleos compactos con centros comerciales, veredas angostas y escaso arbolado, lo que favorece el aumento térmico. En cambio, las zonas residenciales con quintas y jardines muestran temperaturas más moderadas.
Los resultados confirman que las máximas temperaturas se concentran en los centros comerciales de City Bell, Arturo Seguí y Gorina, coincidiendo con los valores más bajos de vegetación. Por el contrario, los clubes de campo y las zonas hortícolas, con mayor cobertura verde, registran temperaturas más bajas, lo que reafirma el rol regulador de la vegetación.
Para los investigadores, el fenómeno debe ser incorporado en las políticas de ordenamiento territorial. “Conocer y comprender el funcionamiento de los ecosistemas urbanos resulta indispensable para diseñar estrategias de gestión que promuevan ciudades más sustentables y resilientes”, concluyó Botana.
