Los grillos prometen ser la base de la alimentación del futuro

Rica en proteínas y aminoácidos, la harina de grillo está siendo probada en la elaboración de panes, muffins y budines.

Científicos del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) llevaron a cabo una investigación a partir de la obtención de polvo de una especie de grillo nativo. Analizaron su aplicación como ingrediente en productos alimenticios. Los resultados obtenidos de la evaluación arrojaron que se trata de una base de alto contenido proteico.

Según detalló el organismo que funciona bajo la órbita del Ministerio de Desarrollo Productivo, “se encontró que el polvo proveniente de grillos adultos y secado bajo condiciones óptimas posee el mayor contenido proteico, alrededor de un 60% en base seca con un 37% de aminoácidos esenciales. En base a estos resultados, se prepararon mezclas con harina de trigo, que contenían un diez por ciento de polvo de grillo. El objetivo es la elaboración de panificados de gran calidad nutricional”.

Los datos reológicos obtenidos fueron el punto de partida para elaborar prototipos de panes, muffins y budines, cuya manufactura se realizó de manera similar a los productos tradicionales. Luego de horneados, los panificados mostraron un color fue semejante al de alimentos que contienen harinas integrales, con olor y sabor agradable.

“Si bien en el país el consumo de insectos no está permitido por el Código Alimentario Argentino, desde INTI junto con otras entidades estatales (el Instituto Nacional de Alimentos, el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria, el Ministerio de Agricultura Ganadería y Pesca, el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria) y privadas (la Universidad Argentina de la Empresa y Grillos Capos) se está trabajando para promover su incorporación como un nuevo capítulo en el código”, precisó Mariana Murano, del Departamento de Desarrollo de Ingredientes del INTI. Una vez que se apruebe, especificaron, “el INTI podrá acompañar a la industria para desarrollar productos que contengan insectos comestibles, y así sumarse a la tendencia mundial en la búsqueda de nuevas fuentes proteicas alternativas”.

El origen del trabajo

Las investigadoras del Departamento de Desarrollo de Ingredientes del INTI, Mariana Murano, Désireé Lenz y Gabriela Gallardo fueron las responsables de los avances. “Al investigar sobre la producción de insectos comestibles en el ámbito nacional, nos encontramos con la empresa Grillos Capos, que los cría y comercializa para alimentación de mascotas exóticas.
Nos contactamos con su fundador y comenzamos una colaboración para determinar el perfil nutricional del polvo de grillos de la especie Gryllus assimilis y estudiar posibles aplicaciones en alimentos”, detallaron.

Por su parte, el director de Grillos Capos, Daniel Caporaletti, explicó: “El costo de la tonelada fresca de grillo producida a gran escala rondaría entre los 300 y 400 dólares, mientras que la de carne vacuna promedia los 5.000 dólares y la de harina de pescado, los 500 a 2.000 dólares, según su origen”.

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