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Un estudio señala que los insectos pueden sentir dolor

Una revisión integral de investigaciones indicó que tienen los mecanismos necesarios para experimentar el sufrimiento.

Decididos a responder un gran interrogante, un equipo de científicos acaba de realizar una revisión de la literatura disponible sobre la posibilidad de que los insectos sientan dolor. La investigación señala que tienen los mecanismos necesarios para experimentar el sufrimiento, aunque estos resultados, matizaron los responsables, no son una prueba definitiva y se han de complementar en un futuro con más trabajo conductual, psicológico y hormonal.

Lars Chittka, profesor de ecología sensorial y conductual de la de la Universidad Queen Mary de Londres y uno de los autores del estudio, explicó que es relevante tener certezas sobre esta cuestión en una época en la que se puede observar el crecimiento de la industria de los insectos como vía de consumo para personas, pero también para el ganado. En 2013, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) alentó a comer insectos para combatir el hambre y definió a estos seres como una fuente importante y fácilmente accesible de alimentos nutritivos y ricos en proteínas.

A través de su trabajo, el investigador sostiene que no existe un marco legal para el uso de estos insectos en el caso de la industria, pero tampoco en el caso de la investigación, e instó a entender lo que sucede bien con ellos antes de que se repitan los mismos tipos de errores que ya sucedieron con la crianza de pollos, por ejemplo.

Según explicó una investigación publicada en Current Biology, la nocicepción es el mecanismo sensorial que permite a los animales sentir y evitar estímulos potencialmente dañinos. Un ejemplo de este concepto se da cuando se está expuesto a algo muy caliente y los receptores especializados de la piel responden a ese estímulo alejándose rápidamente de él. Esto está presente en todos los animales, detalla Chittka, y ha sido bastante estudiado en insectos. Pero la nocicepción no es necesariamente una evidencia de que el animal sienta una especie de sensación subjetiva de desagrado en su mente, es decir, el dolor. Por tanto, es importante distinguir entre esta respuesta refleja y el dolor.

En 2019, un equipo de investigadores publicó un estudio en el que afirmaron que algunos de estos animales pueden experimentar dolor crónico. En esta investigación, los investigadores dañaron un nervio de una pata de la conocida como mosca de la fruta. Una vez que la herida se curó, descubrieron que las otras patas de la mosca se habían vuelto hipersensibles.

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