Crece el uso de ahorros para llegar a fin de mes
La utilización de ahorros o venta de pertenencias como estrategia para afrontar gastos escaló al 37,4% según los últimos datos.
Al bajo consumo, el aumento del endeudamiento familiar y el recorte de gastos que se ha registrado este año, ahora también se le agrega un fenómeno más: el desprendimiento de ahorros o bienes acumulados durante años (incluso aquellos con valor afectivo) para llegar a fin de mes o cancelar deudas.
Según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec), la utilización de ahorros como estrategia para afrontar gastos pasó del 19,9% de los hogares en 2003 al 37,4% en 2025. En paralelo, la venta de pertenencias se mantiene en torno al 9%, pero con un rasgo central: se amplía su alcance a los sectores medios.
En total, el porcentaje de hogares que recurrió a ahorros o venta de objetos para sostener la vida cotidiana alcanza el 40,8% en el estrato bajo, el 42,8% en el medio y el 37,1% en el alto. Esto demuestra que ya no es una práctica exclusiva de los sectores más vulnerables, sino que penetró en distintas capas socioeconómicas.
Al respecto, Gonzalo Semilla, director del Observatorio de Estadísticas Regionales de la Universidad Provincial del Sudoeste (UPSO), analizó que la combinación de estancamiento económico, informalidad laboral y baja generación de empleo privado registrado generó un escenario de alta fragilidad para los hogares. “Todo esto se traduce en pérdida de calidad de vida, menor acceso a servicios, postergación del mantenimiento del hogar y una creciente dependencia del crédito para sostener gastos básicos”, expresó en diálogo con TN.
En este contexto, la venta de pertenencias aparece como un indicador de descapitalización progresiva. “Lo que vemos es que las familias primero ajustan, luego usan ahorros en moneda extranjera y finalmente venden bienes que antes eran considerados intocables. Eso marca un deterioro patrimonial claro”, advirtió.
En este camino, el mismo medio recogió el testimonio de Francisco Naranjo, tasador y gemólogo con propio comercio, quien describió una suba sostenida en la cantidad de personas que se acercan a vender piezas: “Hay un aumento importante en el volumen de clientes. Lo que más vemos son cadenas simples, pulseras comunes, aritos de cuando eran bebés. No son piezas de lujo, son objetos que la gente guardaba como reserva”.
