EN FOCO
El soberano le dijo basta a los K
Esta madrugada, mientras cerrábamos la edición del diario Hoy, los resultados oficiales indicaban que el próximo 22 de noviembre se realizará el primer balotaje presidencial en la historia de nuestro país. Participarán los dos candidatos más votados: Mauricio Macri y Daniel Scioli. El jefe de gobierno porteño dio el gran batacazo al quedar muy cerca de Scioli, lo que lo pone en una evidente situación de ventaja respecto a su rival ya que en segunda vuelta seguramente recibirá el apoyo de la mayoría de los votantes que optaron por Sergio Massa, Margarita Stolbizer y Adolfo Rodríguez Saá.
Ahora bien, ya sea Macri o Scioli quien finalmente llegue al sillón de Rivadavia, la gran derrotada de estos comicios es y será la presidenta Cristina Kirchner que, a partir del 10 de diciembre, dejará el poder con un nivel de apoyo muchísimo menor al 54% de los votos que supo obtener hace sólo cuatro años, en las elecciones de 2011. Pero lo más grave es que le tirará por la cabeza a su sucesor un país que se encuentra sumido en una aguda recesión económica, con uno de los índices de inflación más elevados del mundo, 12 millones de pobres, escuelas y hospitales que se caen a pedazos, economías regionales que se encuentran al borde del precipicio y una corrupción estructural nunca vista en la historia de la Argentina.
Evidentemente, la decisión masiva de la ciudadanía estuvo marcada en la necesidad de que haya un cambio profundo. Pidió y reclamó a través de las urnas que haya un antes y un después a partir del 10 de diciembre. Una clara muestra de ello es que en el 70% de los municipios bonaerenses la ciudadanía optó por cambiar al jefe comunal que, en su gran mayoría, reportaba al Frente para la Victoria. Hasta en Berisso, que es la cuna del justicialismo, se impuso un candidato de origen radical (Jorge Nedela), que acompañó a lista de María Eugenia Vidal. Fue una verdadera piña para la política K que tiene a Cristina Kirchner como máximo exponente. Fue ella la culpable de haberle restado votos independientes y moderados a Scioli cuando le impuso a Carlos Zannini como candidato a vicepresidente y llenó las listas con militantes rentados de La Cámpora.
CFK también fue la responsable de haber impuesto a Aníbal Fernández como candidato a gobernador, cuando La Morsa es desde hace tiempo uno de los funcionarios K más repudiados por la ciudadanía y además carece de estructura política, y territorial, en la Provincia.
La Morsa, con sus vinculaciones con la mafia de la efedrina y su complicidad política con la expansión del narcotráfico a lo largo y ancho del territorio nacional, representa la peor cara de los K. Y la mayoría de los bonaerenses no lo dejó pasar en las urnas. Es más, hasta varios intendentes del PJ, que lograron conservar su poder territorial, no dudaron a la hora de despegarse de la polémica figura del jefe de gabinete, impulsando masivamente el corte de boleta y las campañas electorales diferenciadoras.
Quien gane la segunda vuelta en noviembre, ya sea Macri o Scioli, deberán dar respuesta a este reclamo ciudadano de cambio que ya no admite más dilaciones. Durante años, todos los que hacemos el diario Hoy venimos alertando sobre lo que venía ocurriendo en el país. Muchas veces -en soledad- denunciamos, con nombre y apellido, a los responsables de la entrega y del saqueo. La lista es larga e incluye desde el titular de la AFIP, Ricardo Echegaray, pasando por el encubridor de Amado Boudou y Lázaro Báez que está a cargo de la Unidad de Información Financiera (UIF), José Sbattella; y numerosos funcionarios que han permitido que proliferara el narcotráfico en territorio nacional. Todos ellos se merecen traje a rayas.
En cada una de nuestras investigaciones aportamos pruebas concretas y tangibles, que fueron aportadas a la Justicia, en distintas causas que actualmente duermen el sueño de los justos en los tribunales por las presiones del poder político. Este sistema de impunidad, que protege a los que le han robado al país, tiene que ser desterrado, gane quien gane el próximo 22 de noviembre, ya que será la única forma de que la Argentina pueda volver a transitar por el camino de la seguridad jurídica y el desarrollo sostenido. Que así sea.