Kicillof le exigió a Milei salir del monólogo y abrir el diálogo con la Provincia
El gobernador bonaerense reclamó al Presidente abrir un canal de diálogo real con las provincias y denunció un “desgobierno” sin rumbo.
Axel Kicillof volvió a apuntar contra Javier Milei y lo acusó de carecer del coraje necesario para encarar un diálogo institucional con la Provincia de Buenos Aires. El gobernador bonaerense señaló que, pese a los reiterados pedidos formales y públicos, el Presidente nunca lo llamó ni mostró voluntad de tender un puente con las provincias.
“Yo nunca lo insulté, nunca le falté el respeto. No comparto nada con él, me parece un personaje repudiable, pero tenemos que tener un diálogo respetuoso”, afirmó en una entrevista periodística, dejando en claro que la responsabilidad de encauzar la relación Nación–Provincia recae en la Casa Rosada.
Un Gobierno que fabrica inestabilidad
Más allá del reclamo institucional, el mandatario provincial cuestión el rumbo de la administración libertaria. La definió como un “desgobierno” atravesado por despidos masivos, improvisación y destrucción del Estado. “Es un Gobierno de inestabilidad institucional absoluta, que vino a dinamitar la estructura pública desde adentro”, disparó.
El diagnóstico no se limita al plano político, Kicillof planteó que la falta de reglas claras y la obsesión por el ajuste generan un clima de incertidumbre que golpea la vida cotidiana. “No hay plan de desarrollo, solo ajuste y marketing en redes sociales”, añadió.
La mesa de diálogo fantasma
En las últimas semanas, el vocero presidencial, Manuel Adorni, prometió la apertura de una mesa de diálogo federal. Sin embargo, Kicillof desmintió que exista un llamado concreto. “En el chat de gobernadores, tanto peronistas como opositores, confirmamos que nadie recibió comunicación oficial”.
El gobernador también recordó que ya existe un consenso entre las provincias para reclamar la restitución de fondos retenidos de manera ilegal por Nación. Mencionó los Aportes del Tesoro Nacional (ATN) y el impuesto a los combustibles, cuya distribución automática aprobó Diputados pero que Milei prometió vetar, bajo el argumento de defender el superávit fiscal.
En su mensaje final, el gobernador fue categórico: “El Presidente no es un tuitero ni un economista austríaco. Es el Presidente de la Nación, y tiene que hacerse cargo de su rol”.
Con esa frase, Kicillof puso en evidencia lo que considera la principal debilidad de Milei, un estilo de gobierno reducido al insulto y a las redes sociales, incapaz de sostener el mínimo diálogo institucional que demanda la democracia.
