Manuel Adorni asumió como jefe de Gabinete en la Casa Rosada
El exvocero presidencial y hombre de máxima confianza de Javier Milei pasó del micrófono al mando, consolidando la centralidad del entorno más fiel al Presidente.
El presidente Javier Milei encabezó este miércoles en el Salón Blanco de la Casa Rosada la jura de Manuel Adorni como jefe de Gabinete. El exvocero presidencial reemplazará a Guillermo Francos, que dejó el cargo tras las legislativas. El acto reunió a la plana mayor del Gobierno y familiares del flamante funcionario.
Entre los presentes destacaron la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei; la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello; el titular de la Cámara de Diputados, Martín Menem; el canciller Pablo Quirno; el ministro de Economía, Luis Caputo; y el ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger. También asistieron Patricia Bullrich y Luis Petri, quienes dejarán sus carteras para asumir bancas legislativas en diciembre.
Un ascenso polémico
La llegada de Adorni a la Jefatura de Gabinete no estuvo exenta de controversias. Durante la campaña, el ahora funcionario había asegurado que no ocuparía cargos ejecutivos y que se limitaría a su rol legislativo en CABA. Sin embargo, su designación lo coloca en el centro del esquema de poder, en un cargo clave para la coordinación ministerial.
Acto breve y simbólico
La ceremonia duró apenas cinco minutos y no incluyó discursos. Se trató de un trámite formal diseñado para mostrar unidad, tras la reunión que Milei había mantenido con legisladores de su coalición.
Sin embargo, más allá de la escenificación, el exvocero presidencial enfrente un complejo desafío. La Jefatura de Gabinete exige articulación política, capacidad de gestión y diálogo con sectores diversos, atributos que aún deberá demostrar el flamante funcionario.
El nombramiento de Adorni, sin embargo, también proyecta un mensaje hacia el propio espacio político. El Presidente confía más en un colaborador que pasó de vocero a articulador central en menos de un año, que en un dirigente con experiencia en la función.
Ese salto muestra la rapidez del reacomodamiento en el oficialismo y la apuesta de Milei por un círculo reducido y leal, una dinámica que fortalece el control interno, pero sacrifica apertura, experiencia y capacidad de gestión.
