Trump: “Si Milei pierde no seremos generosos con la Argentina”

El presidente de EE. UU. advirtió que su apoyo dependerá del resultado electoral. El encuentro expuso la sumisión y la renuncia a la soberanía del Gobierno libertario.

La visita de Javier Milei a la Casa Blanca dejó una postal incómoda para la Argentina, exhibiendo a un presidente norteamericano que condiciona la ayuda económica al resultado electoral y a un mandatario local que agradece con gestos de subordinación. Donald Trump fue explícito: “Si pierde, no seremos generosos con Argentina”. La frase, lejos de ser un comentario aislado, sintetiza la lógica de dependencia que atraviesa la relación bilateral.

El encuentro dejó en claro el alineamiento ideológico entre ambos líderes. Trump elogió las reformas libertarias y aseguró que “Argentina está en el camino correcto”, pero al mismo tiempo marcó una advertencia: el respaldo de Washington no es a la Argentina como nación, sino a un proyecto político en particular.

Un apoyo con condiciones

La escena resulta alarmante desde la perspectiva de la soberanía nacional. Que un presidente extranjero condicione el futuro económico argentino a una elección local constituye una injerencia directa en la política interna. Trump incluso expresó su incomodidad por los vínculos con China, al advertir que “no debería haber cooperación militar con Pekín”, una frase que limita de hecho la autonomía de la política exterior argentina.

Braden o Perón

Las palabras de Trump reeditan un viejo dilema nacional. En 1946, la consigna “Braden o Perón” simbolizó el rechazo a la injerencia estadounidense, con el embajador Spruille Braden operando abiertamente contra Perón, quien defendió la soberanía y los derechos de los trabajadores. Casi ochenta años después, el paralelismo se impone: la disyuntiva vuelve a ser entre la defensa de la soberanía o la subordinación a Washington.

La foto del sometimiento

Milei mostró complacencia al agradecer a Trump y a Scott Bessent en lo que se presentó como apoyo internacional pero que en realidad implicó una cesión de soberanía. La economía argentina quedó atada a la voluntad de un Gobierno extranjero y a un proyecto que se dice “libertario” aunque depende del aval externo.

El encuentro dejó una certeza. La soberanía argentina se negocia en Washington y se subordina a los intereses de un presidente estadounidense que utiliza la economía como herramienta de presión. Milei, lejos de defender la autonomía nacional, elige someterse.

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