Ingrid Pokropek presentó Los tonos mayores
La realizadora con el elenco de la película.
La película Los tonos mayores, de Ingrid Pokropek tuvo su estreno en la Competencia Argentina del último Festival Internacional de Cine de Mar del Plata. El apasionante relato fantástico recupera una narrativa diferente en tiempos en donde lo común es homogeneizar todo. Por acá Pokropek cuenta detalles.
—¿Cuáles son tus sensaciones del venir con tu primera película como directora? Aunque ya sos habitué del Festival…
—Obviamente, es un festival muy particular para mí, por un montón de cosas. Es muy loco, yo vengo desde los 15 años, casi como un ritual, ¿no? Y después fue lindo que de espectadora fui pasando a ser parte del festival de alguna manera como productora. Como asistente de producción, primero, después también delante de alguna que otra película. Pero, bueno, es muy emocionante ver cómo el festival incluyó esta película 10 años después de que se estrenó mi primer corto aquí, en el 2014. Y es muy conmovedor para mí que fuera este lugar donde se mostraba por primera vez la película.
—¿Cómo surge la idea disparadora de Los tonos mayores, que a medida que va avanzando también, qué es lo que me gusta, uno se pierde y después se encuentra?
—El punto de partida tiene que ver con un interés que viene de siempre. Algo que trabaje en todos mis cortos, que es el interés por lo fantástico, esta cuestión de más o menos realista, algo levemente extraño, corrido. Eso siempre me interesó y lo trabajé en todos mis cortos. La primera idea fue una niña conectada con un código morse a través de su cuerpo. Lo primero era más delirante y era que su corazón se desincronizaba y empezaba a latir en un código morse y no sabía por qué. Pero después se actualizó un poco, mutó a que sea una placa de metal que intercepta un mensaje y esto da lugar al enigma, un poco menos absurdo, y abría la posibilidad de lo detectivesco, de lo enigmático. Y después yo fui escribiendo el guion, o haciendo un poco el camino al andar en un taller, y ellos acompañaron el proyecto. Y así, descubriendo yo misma como cuál iba a ser el camino de la aventura de la protagonista, pero siempre fue ir y venir de la primera versión. Con mucha reescritura, pero siempre quise que la película tuviera este plan de aventura, como si fuera una película de aventuras.
—Y la aventura es en la Ciudad de Buenos Aires, con lugares reconocibles…
—Desde el principio quería que fuera una película en la Ciudad de Buenos Aires y en los alrededores de la ciudad. Yo crecí en el conurbano, en Tres de Febrero, y toda la vida tuve que viajar constantemente a capital, tomándome colectivos por dos horas. Siento que siempre habité la ciudad mucho como una turista, con mucho asombro y mucha sorpresa y tenía ganas de trabajar con eso.