Ciencia

Las “autopistas celestiales” que podrían revolucionar los viajes espaciales

Un grupo de astrónomos asegura haber descubierto una red de “supervías” que permitirían enviar naves a sitios remotos del sistema solar con una velocidad sin precedentes.

De acuerdo a los recientes estudios de un equipo de especialistas de la Universidad de California en San Diego, el descubrimiento de una fascinante red de “autopistas celestiales” puede revolucionar la naturaleza de los viajes espaciales. La comprensión del funcionamiento de estas “supervías”, aseguran, permitiría enviar naves a sitios remotos del sistema solar a una velocidad sin precedentes; también vigilar la trayectoria de objetos que podrían chocar con nuestro planeta y monitorear la creciente cantidad de satélites artificiales que flotan entre la Tierra y la Luna.

Desde hace muchos años, los expertos ya estaban al tanto de la existencia de vías express que podrían conectar diferentes puntos del espacio, pero solo a través de estos recientes estudios lograron descubrir este complejo sistema de carreteras. La clave del hallazgo, apuntan los científicos, es el resultado de la interacción entre la gravedad de los planetas. Ese proceso forma una serie de arcos que se extienden a los largo de colectores espaciales.

Aaron Rosengren, profesor de Ingeniería Mecánica y Aeroespacial en la Universidad de California en San Diego y uno de los autores del estudio, apuntó en su comunicado algunas claves del funcionamiento de estas autopistas cósmicas y su posible enseñanza sobre el universo. “Para decirlo de manera sencilla, estas autopistas son producidas por los planetas”, dice Rosengren. Estas rutas expeditas se forman debido a la atracción gravitacional entre los planetas, creando así un corredor invisible que se extiende desde el cinturón de asteroides ubicado entre las órbitas de Júpiter y Marte, hasta más allá de Urano.

Según los cálculos que los investigadores lograron hacer a través de estas supervías, un asteroide puede viajar desde Júpiter a Neptuno en menos de una década. Es decir, un objeto que viaje durante un siglo a través de una autopista celestial podría completar una distancia de 15.000 millones de kilómetros; el extraordinario equivalente a cien veces la distancia entre la Tierra y el Sol.

Los expertos notaron, a través de simulaciones de computador y el análisis de millones de órbitas en el sistema solar, que alrededor de cada planeta se forman unos arcos, que a su vez forman lo que ellos llaman unos “colectores espaciales”.

Producidos por la interacción de la gravedad entre dos objetos que están en órbita, esos arcos y colectores generan lo que Shane Ross, ingeniera aeroespacial de la Universidad Virginia Tech, llamó “corredor gravitacional” en un artículo del portal Live Science.

Las simulaciones realizadas revelaron cómo la trayectoria de las partículas que se acercaban a planetas como Júpiter, Urano o Neptuno, se veían afectadas al entrar a los colectores. Además, explicó Rosengren, que “cada planeta genera estos arcos y todas esas estructuras pueden interactuar entre ellas para producir complicadas rutas de transporte”. Si bien ya estaba probado que cada planeta podía formar su propio “circuito de autopistas celestiales”, este reciente estudio permitió descubrir que esas rutas pueden cruzarse con las de otros planetas y así formar una red más compleja y amplia.

El equipo de investigadores notó que la mayor cantidad de autopistas se encuentra en la zona donde influyen las fuerzas gravitacionales de Júpiter. “Es sorprendente la profundidad a la que los colectores que emanan de Júpiter pueden permear el sistema solar”, dice Rosengren. Siguiendo ese razonamiento, los colectores de Júpiter podrían ser la explicación al comportamiento de cometas y asteroides que tienden a merodear alrededor del planeta antes de salir disparados fuera de la órbita.

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