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Simone de Beauvoir, la mayor escritora feminista del siglo XX

Es una de las pensadoras más conocidas de la centuria pasada. Estuvo a la par de su compañero Jean-Paul Sartre en cuanto a la calidad y cantidad de su producción intelectual.

"Todo cuanto sobre las mujeres han escrito los hombres debe tenerse por sospechoso, puesto que son juez y parte a la vez”, así reza uno de los epígrafes de El segundo sexo, de Simone de ­Beauvoir, anticipando algo que aún hoy cuesta aceptar: las voces de las mujeres. Hasta ese momento, ninguna otra autora había avanzado tanto en el análisis de la situación política de la mujer. Como si a través de su mundo interior, sembrado por afluentes inabarcables, hubiera hundido palabras en el dolor para que su materia terrible soltara esquirlas luminosas, astillas de una última posibilidad de reflexión.

Tenía cierto aspecto de institutriz, ojos achinados, los huesos largos, la palidez y el pelo tirante, una seriedad que enmascara una curiosidad. Simone de Beauvoir es, probablemente, la mayor escritora de literatura feminista del siglo XX. Nacida en París el 9 de enero de 1908, en el seno de una familia de clase media cristiana, ella y Heléne, su hermana menor, fueron educadas en colegios católicos, habiéndose consagrado como alumna brillante. Estudió en La Sorbona, se graduó en Filosofía y hasta 1943 se dedicó a la docencia en los liceos de Marsella, Ruan y París. No obstante, hubo algo en ella que nunca cambió: la productividad como ética.

Cada libro suyo es una formidable invitación a pensar. Hacia comienzos de los 60, la situación de la mujer en Francia, si bien había logrado algunas pequeñas mejoras en el campo jurídico –dentro del matrimonio y en lo que hace al divorcio–, no reflejaba un cambio sustancial. En el ámbito laboral, había mujeres que trabajaban, pero comparativamente seguían siendo pocas. Y menos todavía las que llegaban a ocupar puestos importantes. Las carreras de más prestigio social estaban casi prohibidas para ellas y se obstaculizaba su ascenso profesional. Ese trato discriminatorio sembró en Simone una convicción definitiva: las propias mujeres debían tomar en sus manos la cuestión si realmente querían producir cambios.

En 1949 se publicó su libro más conocido, El segundo sexo. Poco después, la escritora confesaría que quien le dio la idea de escribirlo fue Jean-Paul Sartre, cuando le preguntó si alguna vez había sentido que la trataban diferente por ser mujer. Dejó todo lo que estaba haciendo y durante dos años se dedicó íntegramente a escribirlo. Se propuso indagar los modos específicos en los que la tradición científica cultural había creado un mundo donde la feminidad constituía una ideología de “inferioridad natural” de la mujer para justificar su opresión.

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